jueves, 18 de febrero de 2010

La discusión sobre Reforma del Estado en el Congreso: una oportunidad para actuar como estadistas

Carlos Zarco
El país está sumido en una crisis generalizada en la que la pobreza, la inseguridad y la impunidad aparecen como los lastres más sentidos y los que más daño hacen.
Ello ocurre porque no hemos encontrado un arreglo institucional que se sustente en una democracia efectiva. Ese nuevo arreglo institucional tiene su base en la llamada Reforma del Estado. Como sabemos, la alternancia política en el 2000 tenía entre sus principales objetivos esa Reforma, para lo cual se formó un grupo especial que reunió reflexiones y propuestas. Lamentablemente casi nada de eso se convirtió en leyes y en nuevos acuerdos políticos.
Desde entonces, los males del país se han profundizado y multiplicado. No es gratis el calificativo que le han dado al país de contar con un Estado fallido. Ahora se ha anunciado en el Congreso que se volverá a discutir la reforma del Estado. He aquí una gran oportunidad de mirar lejos, de pensar en el país y de fortalecer las dinámicas democráticas, de deliberación y de representación que necesitamos para salir del hoyo en que estamos.
La reforma del estado, de acuerdo a la ciencia política, implica tres grandes dinamismos: la reforma de los procesos de gobierno, la reforma del régimen político y la reforma de la constitución política de un país.
Es claro que aún estamos entrampados en la ineficacia y falta de transparencia y de rendición de cuentas de los procesos de gobierno. Es necesario darle verdadera independencia a los poderes de la república, democratizar los partidos políticos, regenerar la vida sindical, abrir las candidaturas ciudadanas, la reelección, el plebiscito y referendum, las iniciativas legislativas ciudadanas y fortalecer la capacidad de regulación de los organismos autónomos (IFAI, IFE, Auditoría Superior y Comisiones de Derechos Humanos). Sobre esto ya hay muchas propuestas, es cuestión de legislar con visión de futuro.
Muchos de los males que padecemos tienen que ver con una transición a la democracia fallida. Aun no pasamos de un régimen autoritario, centralista, partidista y corporativo a un régimen democrático, realmente federalista y que estimule la participación ciudadana, limitando mediante la ley a los monopolios y poderes fácticos.
Todo ello debe plasmarse en un nuevo acuerdo republicano, en una refundación de la república, en un nuevo constituyente.
Hasta ahora las reformas han sido parciales, básicamente en el terreno electoral y ha habido una enorme resistencia a los cambios de fondo.
La iniciativa de la presidencia contiene elementos positivos y es una base para generar una propuesta comprehensiva y coherente sobre el nuevo arreglo político que el país necesita.
Una vez más la ciudadanía tendrá la oportunidad de hacer sus propuestas y de presionar. Desde el movimiento de Consumidores lo estamos haciendo. Y una vez más la clase política tendrá la oportunidad de ponerse por encima de intereses mezquinos y de corto plazo. El país reclama visiones y acciones de estadistas, antes de que la fatalidad nos alcance a todos.
Muchas gracias.

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