martes, 23 de febrero de 2010

Abrirnos a América Latina, una gran oportunidad para México.

Detrás de la Noticia. 23 de febrero de 2010
Carlos Zarco.


El día de ayer inició una importante reunión de los países de América Latina y El Caribe en nuestro país, en la Riviera Maya. El objetivo de dicha reunión es analizar la posibilidad de avanzar hacia una plataforma de más y mejor coordinación como región latinoamericana y caribeña. Este esfuerzo, rodeado de mucho escepticismo, puede ser el primer paso para una agenda de integración que avance en la misma dirección que lo hizo la entonces llamada Comunidad Económica Europea en 1957.
América Latina y El Caribe, por razones históricas, económicas, culturales y aún lingüísticas, cuenta con importantes resortes para conformar un bloque relevante en el actual concierto internacional.
Las divisiones por territorios y las guerras intestinas y luego el predominio y hegemonía de los Estados Unidos que hizo de nuestros países su patio trasero, impidieron que la identidad latinoamericana y caribeña se tradujera en una fuerza regional autónoma. Aún hoy existen conflictos y diferencias que podrían entorpecer este proceso.
Pero las condiciones hoy son otras; hemos avanzado en independencia, en democracia, en procesos de autogestión y en habilidad diplomática. En varios casos, la rica historia de movimientos sociales y políticos emancipadores ha dado lugar a experiencias nacionales que están impulsando políticas económicas y sociales orientadas a superar la desigualdad y la polarización social y económica en nuestros países.
El gran problema de América Latina siguen siendo las democracias restringidas y secuestradas por poderes fácticos que sostienen la enorme desigualdad que a su vez procrea la pobreza. Las alternativas a esta situación ya se están gestando en la región, ya no sólo desde la rica gama de experiencias de la sociedad civil, sino también desde gobiernos que buscan profundizar la democracia participativa, la equidad étnica y de género y la justicia social.
Producto de ese acumulado de enfoques y experiencias de emancipación en los países, tenemos ya como jefas y jefes de Estado a tres mujeres, un indio, un obrero, un ex-obispo identificado con las pastorales populares, un exguerrilero y un gran número de líderes, mujeres y hombres, formados en los movimientos sociales, como funcionarios de gobierno. Sin duda, signos de que algo diferente se está construyendo. Un signo más es la reunión que ahora se está realizando en México y que abre una nueva etapa en la posibilidades de la integración regional, esta vez tomando distancia de Estados Unidos, Canadá y España.
Para México, sin duda, es una gran oportunidad de reconstruir su liderazgo en la región, de aprender de los procesos en otros países y de aprovechar su condición geopolítica para conjugar lo mejor de América Latina y de Norteamérica. En noviembre de este año seremos sede del Foro Mundial de Migraciones y de la Cumbre de Cambio Climático. Enormes oportunidades, tanto para el gobierno como para la sociedad civil en México, para jugar un liderazgo efectivo y útil para el mundo.
Oxfam ha estado presente en la región desde hace casi 50 años, apoyando proyectos y procesos de empoderamiento de la sociedad civil. En las nuevas condiciones lo seguirá haciendo buscando que las alternativas se sigan convirtiendo en políticas públicas, en instituciones garantes de los derechos humanos y de los pueblos y en la ampliación del tejido social y la acción ciudadana.
Muchas gracias.

jueves, 18 de febrero de 2010

La discusión sobre Reforma del Estado en el Congreso: una oportunidad para actuar como estadistas

Carlos Zarco
El país está sumido en una crisis generalizada en la que la pobreza, la inseguridad y la impunidad aparecen como los lastres más sentidos y los que más daño hacen.
Ello ocurre porque no hemos encontrado un arreglo institucional que se sustente en una democracia efectiva. Ese nuevo arreglo institucional tiene su base en la llamada Reforma del Estado. Como sabemos, la alternancia política en el 2000 tenía entre sus principales objetivos esa Reforma, para lo cual se formó un grupo especial que reunió reflexiones y propuestas. Lamentablemente casi nada de eso se convirtió en leyes y en nuevos acuerdos políticos.
Desde entonces, los males del país se han profundizado y multiplicado. No es gratis el calificativo que le han dado al país de contar con un Estado fallido. Ahora se ha anunciado en el Congreso que se volverá a discutir la reforma del Estado. He aquí una gran oportunidad de mirar lejos, de pensar en el país y de fortalecer las dinámicas democráticas, de deliberación y de representación que necesitamos para salir del hoyo en que estamos.
La reforma del estado, de acuerdo a la ciencia política, implica tres grandes dinamismos: la reforma de los procesos de gobierno, la reforma del régimen político y la reforma de la constitución política de un país.
Es claro que aún estamos entrampados en la ineficacia y falta de transparencia y de rendición de cuentas de los procesos de gobierno. Es necesario darle verdadera independencia a los poderes de la república, democratizar los partidos políticos, regenerar la vida sindical, abrir las candidaturas ciudadanas, la reelección, el plebiscito y referendum, las iniciativas legislativas ciudadanas y fortalecer la capacidad de regulación de los organismos autónomos (IFAI, IFE, Auditoría Superior y Comisiones de Derechos Humanos). Sobre esto ya hay muchas propuestas, es cuestión de legislar con visión de futuro.
Muchos de los males que padecemos tienen que ver con una transición a la democracia fallida. Aun no pasamos de un régimen autoritario, centralista, partidista y corporativo a un régimen democrático, realmente federalista y que estimule la participación ciudadana, limitando mediante la ley a los monopolios y poderes fácticos.
Todo ello debe plasmarse en un nuevo acuerdo republicano, en una refundación de la república, en un nuevo constituyente.
Hasta ahora las reformas han sido parciales, básicamente en el terreno electoral y ha habido una enorme resistencia a los cambios de fondo.
La iniciativa de la presidencia contiene elementos positivos y es una base para generar una propuesta comprehensiva y coherente sobre el nuevo arreglo político que el país necesita.
Una vez más la ciudadanía tendrá la oportunidad de hacer sus propuestas y de presionar. Desde el movimiento de Consumidores lo estamos haciendo. Y una vez más la clase política tendrá la oportunidad de ponerse por encima de intereses mezquinos y de corto plazo. El país reclama visiones y acciones de estadistas, antes de que la fatalidad nos alcance a todos.
Muchas gracias.

viernes, 5 de febrero de 2010

Haití: un dramático recordatorio de la fragilidad y la grandeza humana

Carlos Zarco
La magnitud de la tragedia de Haití y su significado nos ha exigido atención y una urgente invitación a la solidaridad. Un terremoto de 7.3 grados devastó la capital de un país que antes había sido devastado por el colonialismo francés, por el dominio norteamericano y por una larga dictadura. Todos estos años de dominación hicieron de Haití el país más pobre y con mayores índices de analfabetismo del hemisferio occidental.

A 14 días del terremoto, seguiremos recibiendo las estadísticas de la muerte y el sufrimiento.
En medio de la tragedia y la desesperación surgió el vandalismo y afloró la fragmentación del tejido social. Haití ha tenido dificultades para conformar un gobierno y un proyecto político como nación. Los 54 partidos políticos con que cuenta son una expresión de la dificultad para construir consensos. De ahí también la complejidad para enfrentar este desastre natural y social.

Haití, como país, es una expresión dramática de estado fallido, de la ruptura de tejido social que provoca la pobreza, de la carga que representa el analfabetismo y la falta de educación básica, de la ausencia de canales institucionales, de la concentración de la riqueza en unos cuantos, de la corrupción. Todos estos males que aquejan a otros países, en grados diversos, nos recuerdan la fragilidad de nuestros sistemas políticos y de nuestros pactos nacionales. La pobreza, volvemos a comprobarlo, es una amenaza para toda la sociedad y hoy, en un mundo crecientemente interdependiente, es una amenaza global.

Frente a la catástrofe humanitaria emergió una solidaridad global pocas veces vista. Ahora vendrá el desafío de la reconstrucción y el compromiso de la comunidad internacional más allá de estos días de emergencia. Vendrá la oportunidad de contribuir a fortalecer las capacidades de organización y toma de decisiones de los propios haitianos.

En Oxfam, que ha colaborado en Haití, con proyectos de asistencia y desarrollo, desde hace 30 años, además de la respuesta humanitaria de estos días que ha movilizado a más de 200 colegas, se están centrando los esfuerzos en crear condiciones para la etapa de la reconstrucción que exigirá acciones de mediano y largo plazo.

Por ello hemos pedido a los países donantes que se cancele la deuda externa de 890 millones de dólares de Haití. Que el préstamo que el FMI piensa dar de 100 millones se convierta en una subvención. Proponemos que se invierta en fortalecer a los pequeños agricultores para superar la dependencia alimentaria del país; que se colabore para el uso de energías alternativas; que se canalicen recursos directos a las familias más necesitadas para activar los mercados locales; que se fomenten esquemas de cooperación entre la sociedad civil y el gobierno en Haití para que definan sus planes de reconstrucción.

Además de salvar las vidas de hoy, tenemos que contribuir a mejorar las vidas de mañana. Haití, expresión de la fragilidad y la grandeza humana, puede emerger de las ruinas con un proyecto propio de inclusión y justicia social.

Desde Oxfam seguiremos colaborando para que eso suceda.
Muchas gracias.